sábado, 10 de octubre de 2009

La evolución de los medios de transporte

El hombre se ha visto siempre obligado a trasladarse para satisfacer sus propias necesidades más elementales: conseguir alimento y defenderse de los predadores y de los peligros naturales.
Las primeras actividades que emprendió para garantizar su propia subsistencia y la de sus hijos fueron la recolección de alimentos y la caza de animales salvajes. Para dedicarse a ellas había de encontrar lugares donde abundaran las especies vegetales y la caza, en los que establecer su morada; al cabo de un tiempo, tras haberlos explotado suficientemente, estos emplazamientos se abandonaban para buscar otros nuevos y más ricos. Dado que el hombre poseía por entonces poquísimos objetos personales y no había de acarrear consigo prácticamente nada, las piernas le bastaban como medio de transporte.
Cuando los hombres dejaron de ser cazadores para convertirse en agricultores y ganaderos, se planteó el problema de transportar y almacenar el producto de las cosechas, así como el pienso necesario para alimentar a los animales, ahora ya domesticados.
Además, la construcción de diversos tipos de edificios como casas, almacenes, lugares de culto... hizo necesario el transporte de materiales que, a menudo, se encontraban lejos de los lugares donde era necesario utilizarlos.
El hombre empezó así a construir medios de transporte, rudimentarios al principio y luego más perfeccionados, que transformaron radicalmente su estilo de vida.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La música griega

Desgraciadamente, la civilización griega nos ha dejado muchos documentos teóricos, pero poquísimas melodías. En realidad, y a pesar de dar muchísima importancia a la música y su significado, los griegos no consideraban importante dejar testimonios de sus composiciones a la posteridad.
Los antiguos griegos conferían a la música un papel importante; de hecho, era un conjunto de actividades artísticas que no sólo incluía el aspecto melódico, sino también
la danza, la poesía y, en parte, los ejercicios gimnásticos. Pero de todas estas actividades sólo han dejado testimonio de la poesía. La melodía, por el contrario, rara vez se transcribía, de la misma forma que no se describían los textos los pasos de danza o las actividades atléticas. Intentaremos ahora comprender el motivo.



La Historia como ciencia




La historia es la disciplina científica que se ocupa de la ordenación cronológica de los hechos ocurridos a toda la humanidad o a algún grupo social en concreto, analiza la veracidad de los mismos y examina de forma crítica las fuentes de información.

La palabra historia se utiliza de forma ambigua para designar lo que ha ocurrido en el pasado así como lo que se ha escrito sobre él. Es este segundo sentido el que ayuda a definir lo que es la historia: la interpretación de las experiencias vividas en una sociedad.

Durante siglos se consideró la historia como una mera recopilación de hechos memorables que ayudaban a perpetuar la memoria y las tradiciones o que, en ocasiones, servían para justificar la legitimidad de quien ostentaba el poder. No fue hasta el siglo XIX cuando se empezó a trabajar como si se tratara de una verdadera ciencia, con métodos rigurosos que obligan a sistematizar los procesos y los análisis, en definitiva, una ciencia social.


La transmisión oral fue el primer sistema de recopilación histórica. Cuentos, leyendas e incluso poemas eran transmitidos de generación en generación, confundiéndose lo real con lo imaginario.


Si se buscan las primeras muestras materiales se descubre que algunas civilizaciones de la antigüedad (como la egipcia, la babilonia y la persa) tuvieron sistemas primitivos de recopilación de información, aunque se trataba más bien de registros de algún tipo y no de transmisión de informacíón histórica propiamente dicha.

Han llegado hasta nuestros días tabletas de arcilla o papiros que se guardaban en los templos como sistemas de archivo o que fueron colocados en las tumbas. Lo que conservamos es sólo una pequeña muestra de lo que se generó. El tiempo y los sucesores en el poder, que no siempre respetaban los materiales generados por sus antecesores, destruyeron gran parte de estos documentos. En esta época la figura del historiador como tal no existía, sus funciones se confundían en las firmas y otras disciplinas, como la religión o la filosofía.


Fue en la Grecia clásica cuando aparecieron las primeras muestras de obras históricas. Herodoto (484-420 a.C), llamado por Cicerón <<>>, introdujo en sus Historias la visión crítica de otros pueblos con quienes los griegos tenían contactos comerciales ; mientras que Tucícides (465-395 a.C) se caracterizó por reflejar los hechos bélicos con la máxima objetividad posible; por ello su obra de limita sólo a la historia de su propia época.





De hecho los griegos hacían una gran distinción entre historia y biografías. Mientras que para la creación de la primera el autor debía ajustarse al máximo a los hechos, al biógrafo se le permitían algunas licencias que tenían como objetivo ensalzar al personaje protagonista del escrito y convertirlo en leyenda.










La influencia de la historiografía griega fue larga y marcó directamente la producida en época romana, aunque en ésta se registraron algunos cambios derivados de la extensión del imperio y la aparición de una clase aristocrática a quien iba dirigida.



Con el declive del imperio romano apareció con fuerza la historiografía cristiana, heredera de la judía, que a su vez se basaba en los preceptos religiosos que obligaban a mantener viva la memoria para las generaciones posteriores. El cristianismo añadió una nueva línea histórica al antiguo testamento con la imposición de la fe, lo que evitaba tener que demostrar la veracidad de lo que se difundía. Quizá la figura más importante fue la de San Agustín (354-430), autor del Libro de las confesiones y La ciudad de Dios, donde plantea una visión progresiva de la historia.



Durante la Edad Media, concretamente entre los siglos V y XI, se produjo un gran vacío en la producción historiográfica. No hay que olvidar que la mayor parte de la población era analfabeta y los únicos lugares donde existía un cierto interés por la historia era en las comunidades religiosas, que además ofrecían una versión contaminada por sus creencia.


Con la llegada del renacimiento, los historiadores rompieron con la tradición anterior ayudados por los cambios políticos y sociales, y consiguieron empezar a diferenciar la historia de la teología, reivindicando el libre pensamiento del hombre y la fuerza de la razón. Quizá una de las aportaciones más importanes fue la introducción de una perspectiva crítica y un especial interés por ordenar los hechos de forma lógica. Sin embargo, ese cambio de actitud no se llegó a reflejar en las obras que se produjeron ni en los sistemas de trabajo de los historiadores humanistas, que dejaron la disciplina histórica todavía muy alejada de otro tipo de estudios. Una figura destacada de esta época fue Maquiavelo quien, al igual que tantos otros estudiosos contemporáneos suyos, no intentó formular ningún tipo de interpretación de los hechos, aunque en su obra El príncipe analizó de forma teórica la figura del gobernante y habló sobre el poder y las implicaciones sobre quien lo sostentaba.